viernes, 30 de enero de 2009

Psicosis vegetal


Desde que tengo memoria, las jacarandas se llenan de flores en marzo. Empiezan poco a poquito y en un par de semanas el aire está saturado de nubes color violeta. Algunos días después de eso, las flores empiezan a caer. La calle donde vivo tiene siete jacarandas grandes. A la noche cuando no pasan carros oigo como caen: lluvia de jacarandas. Al otro día, si salgo antes del barrendero, una crujiente alfombra violeta cubre el piso. En un par de semanas más todo se acabó; las jacarandas sacan sus hojitas y siguen con lo suyo de manera más discreta.

Hace un par de años esto se empezó a adelantar, primero una semana, luego dos... Esta mañana me encontré una sola flor de jacaranda en el piso y volteé hacia arriba. Los árboles ya tienen hojas.

Según una amiga bióloga, cuando las plantas están estresadas (en condiciones adversas) dedican todas sus energías a hacer flores con la esperanza de asegurar al menos la siguiente generación. ¿Qué significa cuando ni siquiera hacen ese esfuerzo?

A este paso no creo que estemos aquí para celebrar los 500 años del telescopio.

domingo, 25 de enero de 2009

Mis observaciones

El viernes pasado sí pudimos hacer las Noches de observación y todo salió muy bien. Para mí fue muy especial ver a Venus en forma de uña y pensar que antes de ti nadie lo había visto así. Además me recordó las otras veces que he mirado por un telescopio.

Yo no fui aficionada a la astronomía de niña, y cuando la empecé a estudiar me especialicé en una rama completamente teórica. Así que la primera vez que miré a través de un telescopio fue en 1990. En esa época trabajaba en el departamento de cómputo del Instituto de Astronomía de la UNAM y me tocó ir a Ensenada a instalar equipo. Aprovechando que estaba allá, pedí permiso para subir con mi amiga Gisela al Observatorio de San Pedro Mártir, en la Sierra de Baja California. Me dieron una visita guiada para conocer las instalaciones y los telescopios. Pude mirar por el más grande (2.1 m de diámetro), que es distinto de los tuyos porque utiliza espejos y no lentes para recolectar la luz. Esa noche vi galaxias y nebulosas, pero lo que más recuerdo es la Luna. Se veía tan cerca que sentía que si me estiraba la podía tocar.

Cuando me fui a estudiar astronomía a La Universidad de Manchester, tenía algunos amigos en el observatorio de Jodrell Bank , y me invitaron a conocerlo. El telescopio que está allá no atrapa luz visible, sino de radio que tiene menor energía y nuestros ojos no perciben, por lo que la experiencia de observación es completamente distinta. Se puede observar de día y además lo que se ve no son imágenes, sino gráficas que luego se deben procesar para que se asemejen a las fotos que normalmente vemos. Esa vez lo que más me impresionó fue la manera de extraerle información a las cosas invisibles.

En 1995 regresé al Instituto de Astronomía y varios amigos me invitaron a participar en sus proyectos. Una de las cosas que hice fue acompañar a Pepe Guichard a observar galaxias en Cananea desde el telescopio Guillermo Haro del INAOE. Éste es muy parecido al de San Pedro Mártir, y lo nuevo esta vez fue que no sólo fui de mirona, sino a trabajar de verdad. Tuvimos varias noches nubladas (en las que platicamos mucho), pero logramos hacer suficientes observaciones para llevarnos trabajo a casa. Lo que Pepe quería era ver los espectros de unas galaxias que emiten más energía de lo normal. Así que además de aprender a hacer las observaciones, me tocó trabajar con los espectros para sacarles información.

Poco tiempo después de eso me decidí a dar el brinco para dedicarme a lo que realmente me llamaba la atención, la divulgación. En 2002 fui a visitar a mi amiga Anabel Arrieta en Baltimore, donde estaba haciendo una estancia posdoctoral en el Space Telescope Science Institute . Así que cuando fui a conocer el instituto iba de mirona profesional. Me mostraron todas las instalaciones, pero lo más interesante fue ver el sitio desde donde controlan el Telescopio Espacial Hubble .

Como ves, incluyendo la del viernes pasado, me sobran dedos para contar las veces que he mirado por un telescopio. Lo más especial de esta última vez fue compartir el asombro con tantas personas.

viernes, 23 de enero de 2009

Descubrir

Hoy me volvieron a preguntar si descubriste los satélites de Júpiter el 7 de enero de 1610 y una vez más respondí que no. Como siempre, la manera en que sucedió es mucho más interesante que el dato o la fecha. Gracias a los documentos que se conservan, podemos seguir paso a paso este proceso.

Quizás lo que confunde a la gente es que el 7 de enero anotaste en tu bitácora de observación que habías visto a Júpiter acompañado por tres estrellas y que los cuatro cuerpos celestes estaban curiosamente dispuestos en línea recta, así:


Que estuvieran alineados fue lo que te llamó la atención ese día. Tomaste nota de ello, y seguiste haciendo tus otras observaciones. La noche siguiente volviste a apuntar tu telescopio hacia Júpiter y encontraste algo diferente:


Ahora tu sorpresa fue que aparentemente el planeta se había movido muchísimo hacia el oriente cuando, según las tablas astronómicas, debiera estar yendo hacia occidente. ¿Fue con esto que quedaste enganchado? A partir de ese momento hiciste un registro diario y sistemático del planeta y pudiste comprobar que las estrellitas (que resultaron ser 4) siempre se quedaban junto a él (a veces de un lado, a veces del otro, pero nunca muy lejos).

La verdad no queda claro exactamente a qué hora de qué día estuviste seguro de que Júpiter tenía cuatro satélites que giraban alrededor suyo del mismo modo en que la Luna gira alrededor de nuestra Tierra. Este proceso debió ser difícil por al menos dos razones. Por un lado nadie antes había pensado (menos aún, visto) que algún otro planeta tuviera satélites, de modo que tu cerebro habrá tenido que pasar por un proceso de reacomodo, ¿no? Además tuviste que deducir que estabas viendo de canto al sistema con el planeta al centro y cuerpos girando alrededor. Suena como un momento emocionante, ¿así lo viviste?

Sobre el tema de qué exactamente es eso de descubrir aún no se ha dicho la última palabra. Si quieres conocer un ejemplo muy interesante puedes leer la obra de teatro Oxígeno* en la cual se mira desde muchos puntos de vista el descubrimiento de este elemento químico.

*Djerassi, Carl (2003), Oxígeno, Fondo de Cultura Económica, México.

miércoles, 21 de enero de 2009

Amigos

No sé si te conté que voy leyendo tu obra en orden cronológico, para así entenderla mejor. Bueno, pues hace unos días empecé a leer el Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo: tolemáico y copernicano*, que publicaste el 1632.

Me va a tardar un rato leer esta obra porque es extensa y compleja. Te iré haciendo informes de mis avances. De entrada, me llama la atención que hayas escogido ponerle el nombre de tus dos grandes amigos, Sagredo y Salviati, a sendos personajes en el texto. En una nota preliminar explicas que lo hiciste porque con ellos habías tenido interesantísimas discusiones y de este modo querías inmortalizarlos. Pues déjame que te diga que funcionó, porque naturalmente me entra curiosidad acerca de ellos, y supongo que lo mismo le habrá pasado a cada lector a lo largo de todo este tiempo.

En los Diálogos... Filippo Salviati hace de tu alter ego exponiendo el sistema copernicano y algunas de tus ideas y experimentos. El la vida real fue un florentino de familia muy adinerada que cedió sus riquezas a cambio de una modesta pensión para así poder dedicarse a sus estudios. Aunque era bastante más joven que tú, se hicieron buenos amigos porque compartían una pasión por el estudio de la naturaleza. Pasaste largos ratos en su villa Le Selve y por ejemplo ahí escribiste las tres cartas acerca de las manchas solares. Murió en 1614, a los 32 años, y parece que echabas de menos a tan buen amigo.

En el texto Giovanfrancesco Sagredo hace el papel de mediador entre Salviati y Simplicio, un filósofo (que permanece anónimo tras este nombre de la antigüedad) que defiende el sistema aristotélico. En tu vida fue un gran amigo, tanto para las discusiones académicas como para la juerga. Vivía en Venecia cuando tú estabas en Padua y frecuentemente ibas a su casa. Estaba muy interesado en la naturaleza y hacía experimentos sobre magnetismo, óptica y mecánica. Aunque viajaba constantemente, se mantuvieron en contacto por carta hasta su muerte en 1620.

Para saber más acerca de ellos, y especialmente de su relación contigo, me fui a las cartas contenidas en Opere di Galileo. De Salviati sólo encontré dos cartas, mientras que de Sagredo hay como cuarenta.

En abril de 1611, regresando de tu gira triunfal por Roma para mostrar tus telescopios y descubrimientos, le escribiste a Salviati para contarle lo bien que te fue. Relatas con gusto que el Papa y los astrónomos jesuitas te recibieron de maravilla, pero agregas que has tenido algunos problemas. Hablas de la obra de Sizzy en que ataca tu libro Sidereus Nuncius, y el intento fallido de Martín Horky por desprestigiarte ante Kepler. La única otra carta que encontré es de Salviati y fue escrita un año después. Esta es una nota breve donde dice que hace tiempo no ha sabido de ti y te invita a visitarlo unos días.

En el caso de Sagredo, aunque hay muchas cartas, todas son escritas por él. Por el momento sólo leí las primeras cuatro, que son de enero, agosto y diciembre de 1602. En ellas habla mucho acerca de máquinas (o partes, como engranes o tubos) que está armando o que te pide que le des a tu ayudante para que las arregle. Intercalados con este tema hay otros más personales, como invitaciones para que lo visites o vayas de viaje con él, chismes sobre un conocido y noticias sobre una batalla.

En ambos casos falta información sobre dos personas que claramente fueron muy importantes para ti. Esto nomás sirve para aumentar mi curiosidad, así que seguramente seguiré averiguando sobre tus amigos.

*Galileo (1995), Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo: tolemáico y copernicano, Alianza, Madrid.

martes, 20 de enero de 2009

Aportaciones

Esta mañana me hicieron una entrevista y una de las cosas que me preguntaron fue: ¿Cuáles fueron las aportaciones de Galileo a la ciencia? Te platico lo que se piensa ahora para que conozcas tu legado a la humanidad. Creo que encontrarás algunas sorpresas.

Para empezar, me parece que tus aportaciones fueron de dos tipos diferentes: al conocimiento sobre la naturaleza, y a la manera de proceder para obtenerlo.

Respecto del conocimiento las dos áreas principales en las que trabajaste fueron la astronomía y lo que hoy llamamos física. Tras 2000 años en que la humanidad pensó que la Tierra era el centro del universo, en el siglo XVI Copérnico propuso un nuevo sistema, con el Sol al centro y la Tierra girando alrededor, como cualquier otro planeta. Esta idea le gustó a muchos astrónomos, pero no tenían evidencias y tus descubrimientos con el telescopio fueron un gran apoyo. Que la Luna y el Sol son imperfectos, que Venus presenta fases y que Júpiter tiene sus propios satélites destronaba al sistema anterior y apoyaba al nuevo.

Con la física pasó algo semejante. Aristóteles había dicho que sólo hay tres tipos de movimiento: circular, para arriba y para abajo. Pero cuando tú te pusiste a observar a la naturaleza, y a hacer experimentos con ella, encontraste que esa descripción no era suficiente. En tu trabajo sobre el movimiento de los cuerpos enunciaste los conceptos y las preguntas que sentaron las bases de la mecánica. Aunque no los llamaste así, estudiaste fenómenos como masa, aceleración e inercia.

La manera en que obtuviste estos resultados es el otro tipo de aportación y creo que se puede reducir al uso de tres cosas: instrumentos, experimentos y matemáticas. Cuando miraste el cielo con el telescopio estabas haciendo algo inaudito: interponer un instrumento entre nuestros sentidos y la naturaleza. Al proponer manipulaciones de la naturaleza (que hoy llamamos experimentos) estabas rompiendo con la tradición de hacer los experimentos en la cabeza. Todo esto, sumado a tu búsqueda de describir los fenómenos mediante expresiones matemáticas, cambió nuestra manera de hacer ciencia.

viernes, 16 de enero de 2009

Llueve

Desde hace una semana la Ciudad de México está fría y nublada. Ayer en la tarde empezó a llover y no ha parado. Se supone que esta noche arrancamos nuestras observaciones nocturnas pero es poco probable que suceda. ¿Será parecida mi frustración a la que sentías aquellas noches entre enero y marzo de 1610 en que no pudiste observar?

Lo que sí logramos hacer es una parte de la sesión de las observaciones solares de ayer. A las 12 sacamos los instrumentos a la explanada de Universum y estuvimos una hora. No pudimos usar el telescopio solar que hizo Dalila Martínez, porque no se veía el Sol a través de las nubes. Pero con el espectroscopio, que también hizo ella, si pudimos ver algo. Éste es un instrumento que no había en tus tiempos, así que más vale que te lo explique.

Seguramente te enteraste del prisma a través del trabajo de tu compatriota y contemporáneo, Giovanni della Porta. Así que ya sabes que la luz se puede descomponer en varios colores, como el arcoiris. Bueno, pues éste es el principio básico de un espectroscopio, sólo que ahora la luz se separa con instrumentos mejores, que nos permiten ver mayor detalle. Se le llama espectro a la luz separada mediante estos instrumentos.

En el siglo XIX descubrimos que la luz está llena de información; que cada elemento químico tiene un espectro diferente y que por lo tanto el espectro de un compuesto nos dice qué elementos contiene. Y, como lo que estudian los astrónomo es la luz que viene de los astros, bien pronto se les ocurrió hacer espectros ésta. Los primeros espectros que se hicieron fueron con la luz del Sol y mostraron que tiene, por ejemplo mucho Hidrógeno. Pero también mostraron evidencia de la presencia de un elemento que no se conocía hasta entonces. Como estaba en el Sol, se le llamó Helio.

Desde entonces los astrónomos toman espectros de todo: estrellas, galaxias o nubes de gas y polvo. Con ellos pueden saber muchísimas cosas acerca de estos cuerpos celestes, no sólo su composición química, sino algunas de sus propiedades físicas.

Pero regresemos a las observaciones que hicimos ayer. Afortunadamente basta con luz difusa, como la que hay cuando está nublado, para ver el espectro del Sol. Y lo que logramos ver fue como esta imagen.


Pudimos ver franjas de colores, como los que se logra con un prisma. Pero además vimos algunas de esas líneas oscuras, que son las que indican la presencia de los elementos químicos que están presentes en el Sol, como Hidrógeno y Helio.

¡Ojalá la semana que viene esté despejado!

miércoles, 14 de enero de 2009

¿Qué celebramos?

Cada vez que me preguntan qué es lo que celebramos este año respondo algo distinto. Y no es porque sea muy voluble, sino porque hay varias cosas que celebrar. A ver si logro ponerlas todas aquí en algún orden.

Para empezar está el tan sonado aniversario: en agosto de 1609 supiste por primera vez de un instrumento óptico, el telescopio. Te entusiasmó tanto la idea que construiste el primero y durante meses te dedicaste a perfeccionar otros. Por ahí de diciembre de ese mismo año ya tenías uno con aumento de 30, 10 veces más potente que los que circulaban por entonces. Lo dirigiste al cielo de noche y no dejaste de mirar para arriba durante tres meses. Las maravillas que encontraste cambiaron tu vida, el curso de la astronomía y nuestra manera de entender el universo.

Tu telescopio sirvió como el puente que unió a la astronomía y la cosmología, disciplinas que estaban estrictamente separadas hasta entonces. De la unión de éstas nació la astronomía moderna, que está caracterizada por el uso de instrumentos y de otras ciencias como matemáticas y física.

Celebramos, pues, el inicio, pero también cada uno de los 400 años de la astronomía moderna hasta llegar a la actualidad. A lo largo de estos cuatro siglos tanto los telescopios como las teorías que hemos ido usando han cambiado muchísimo. Con ellos, nuestra comprensión del mundo que nos rodea no ha dejado de crecer. Sólo una cosa se ha mantenido constante: el asombro ante las maravillas del cosmos.

Este asombro es otra de las cosas que celebramos, y la intención de todos los que estamos involucrados en el Año Internacional de la Astronomía es contagiar de asombro a los que se dejen. Aunque seguramente cada quién buscará la manera de lograrlo, los organizadores internacionales sugieren algunas posibilidades. De éstas, la que más me gusta es la del Galileoscopio, que propone hacer instrumentos parecidos al tuyo que sean baratos para así poderlos distribuir ampliamente. Con ellos, muchas personas podrán repetir tus observaciones y maravillarse contigo.

En resumen, el 2009 será una larga fiesta para celebrar nuestra conciencia del universo y la interminable tarea tratar de entenderlo.

viernes, 9 de enero de 2009

Movimientos

Sigo curioseando entre las cartas que reunió Favaro en Opere di Galileo. Esta vez saqué tres que tienen que ver con el trabajo sobre el movimiento de los cuerpos que hiciste mientras vivías en Padua.

La primera es de 1602 y está dirigida a Guidobaldo del Monte, un noble que era matemático y como tú estudió mecánica y astronomía. Fue tu amigo y mecenas durante 20 años, hasta su muerte en 1607. Con él comentabas temas que interesaban a ambos y aunque no se conservan las demás, se ve que ésta carta forma parte de una discusión más amplia. Acá cuentas cómo hiciste un experimento con dos péndulos igual de largos, pero de amplitud diferente, y cómo encontraste que el periodo es el mismo para los dos. Al parecer Guidobaldo tenía problemas para creer que esto fuera cierto, y tú le explicas con mucho detalle. Además incluyes este diagrama:


También en esta carta hablas sobre tus experimentos de rodar pelotas por diferentes superficies para ver los tiempos que tardan.

Las otras dos cartas son de 1604 y van juntas. Paolo Sarpi te escribe el 9 de octubre desde Venecia y respondes una semana después. Sarpi me resulta un personaje bien interesante: era teólogo e historiador, además de diplomático de la República de Venecia. En varias ocasiones defendió la independencia de Venecia ante Roma y esto le causó serios problemas, ¡a tal punto que intentaron asesinarlo!

En su carta te pone lo que acá llamamos un torito, o un reto: te plantea un problema sobre el comportamiento de dos cuerpos distintos sujetos al mismo impulso y pregunta qué pasa con cada uno. En tu respuesta se ve que justo entonces estabas pensando sobre los movimientos y sus causas.

Es genial cómo a través de las cartas podemos ver la producción del conocimiento conforme iba sucediendo, un poco como seguir los engranes de un reloj. Además resulta interesante la diferencia en el tono de tus cartas a Guidobaldo y a Sarpi. La primera empieza y termina con un gran párrafo de formalidades, mientras que la segunda se lee casi como una conversación. Claramente Sarpi era tu amigo y Guidobaldo más como un mentor.

miércoles, 7 de enero de 2009

Galileo para niños

Hace poco me invitaron a que hiciera 10 minireseñas de libros escritos por o sobre Galileo. Tratando de que mis recomendaciones incluyeran algo para todos, encontré que uno de mis libros favoritos está traducido al español.

Mensajero de las estrellas* fue escrito por el artista de origen checo Peter Sis y para mí es un gran libro por varias razones. Siempre he tenido la duda de si vale la pena hacer divulgación de la ciencia en forma de libros para los seres humanos que ya no los mastican pero todavía no los pueden leer solos. No dudo que sea bueno acercarlos a que vean o vivan partes de la naturaleza o personajes de modo que se queden con ganas de saber más. Pero pocas veces he visto libros que transmitan lo único que puede percibir alguien de ese tamaño: belleza y asombro. El libro de Sis lo hace muy bien.

Una gran virtud de este libro es que se puede leer a varios niveles. Un adulto se fascinará con la riqueza de detalles visuales y textuales en cada página, al tiempo que seguirá su sencilla línea argumental. Un chiquito que ya lee un poco puede completar sus esfuerzos comentándolo con alguien mayor. Y toda la información que contiene puede servir para contarle historias a los más chiquitos.

Sis hizo todo el libro, guión y dibujos, y es una agradable sorpresa ver que sí se puede combinar precisión histórica con una trama entretenida. No sé si por falta de conocimiento o exceso de intenciones didácticas, generalmente este tipo de libros deforma terriblemente los hechos.

Mi única objeción a Mensajero de las estrellas es su tratamiento del tan mentado juicio. Dedica 10 de sus 31 páginas al tema, lo cual me parece excesivo. Las cuentas que yo hago son así:

Viviste 78 años;

el juicio inició cuando tenías 68;

es decir que pasó el 87% de tu vida antes de que esto sucediera.

No dudo que el juicio debió ser denigrante y pavoroso, pero para como estaban las cosas, te fue bastante bien. Y el castigo de “arresto domiciliario” cambió poco tu vida, pues ya para entonces sólo salías de casa con dificultad. ¿Me equivoco?

*Sis, Peter (2000), Mensajero de las estrellas: Galileo Galilei, Lumen, Barcelona.

viernes, 2 de enero de 2009

La familia Galilei

¡Eureka! ¡Entiendo las cartas! Después de varios meses de estar aprendiendo Italiano por mi cuenta, finalmente me hice de valor y fui a ver las cartas que aparecen en Opere di Galileo.  Empecé ojeando el primer periodo, de 1574 a 1610, y me llamaron la atención tres cartas relacionadas con tu familia.

La primera es una brevísima nota que le enviaste desde Pisa a tu padre Vincenzio en Florencia. Está fechada en noviembre de 1590 y en ella le comentas cosas cotidianas como un encargo que te había enviado, tus planes y estudios. Aunque tu padre hubiera querido que fueras médico, pronto tuvo que aceptar que lo tuyo eran las matemáticas, y cuando obtuviste un puesto de profesor en la Universidad de Pisa pudo ver que ya estabas bien encaminado.

La segunda carta está incompleta, y sólo se conserva el final. Escrita un mes después que la anterior, ésta también va dirigida a tu padre y trata principalmente de los preparativos para la boda de tu hermana Virginia. Comentas las cosas que has comprado, como tela, y las que piensas encargar, como vestidos. Le pides que no cuente nada de esto a los demás de casa, para que sea una sorpresa. Al final le avisas que irás a visitarlos en las fiestas de Carnaval del año próximo.

No hay más cartas sobre tu familia hasta mayo de 1593, y para entonces habían cambiado varias cosas importantes en tu vida. En 1591 murió tu padre lo cual seguramente sentiste mucho. Además del pesar, de inmediato también sentiste un gran peso, pues eras el mayor de siete hijos y lo único que heredaste fueron responsabilidades. Un año despúes, tras tres años en la muy ortodoxa Universidad de Pisa, a los 28 años obtuviste un puesto mucho mejor en la más liberal Universidad de Padua, en la vecina república de Venecia.

La tercera carta es de tu hermana Livia y empieza con un enredado chantaje acerca de cuánto interés tenía ella por saber de ti y cuán poco te interesabas en ella. Acto seguido, pasa a un reclamo velado en el cual expresa su preocupación porque piensas enviar a Michelangelo (tu hermano, músico) a Polonia. De una manera realmente hábil, en la misma frase logra decir que esto le parece una mala idea pero que dado el aprecio por tu hermano está segura de que no harías nada que lo pusiera en peligro. Termina pidiéndote tela para hacerse un vestido nuevo. No sé si así es como se llevaban los hermanos entonces, ¡pero ésta no te la envidio nadita!

La única mención a tu madre en estas tres cartas es el saludo que envía a través de Livia. Se sabe realmente poco de ella, excepto que venía de una familia más acomodada que la de tu padre y le hizo la vida de cuadritos pidiendo siempre más. Tu padre, que era músico, tuvo que dedicarse también a la venta de telas para completar para los gastos. La referencia a ella que más me gusta es una muy sutil que hace Drake en tu biografía*, donde dice: “La madre de Galileo, Guilia Ammannati, se conoce a penas de unas cuantas cartas que nos dan una imagen poco halagadora de ella.”

En fin, aquí termina mi primera exploración de las cartas que aparecen en Opere. La gran noticia es que sí las entiendo, ¡así que podré seguir meticheando!

*Stillman Drake (1983), Galileo, Alianza Editorial, Madrid.

jueves, 1 de enero de 2009

¡Ahora sí!

A partir de hoy este es TU año, ¡felicidades! Durante los siguientes 364 días numerosos terrícolas nos dedicaremos a celebrarte a ti y a la astronomía moderna que nació en 1609 cuando utilizaste tus telescopios para escudriñar el universo.

La iniciativa nació dentro de la comunidad internacional de astrónomos (que ahora es enorme y diversa, ya te iré contando). La Unión Astronómica Internacional (IAU) le propuso a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) que cobijara el proyecto. Ahora, junto con el apoyo de otras instituciones e individuos, estamos listos para celebrar que se cumplen 400 años desde que te pusiste a perfeccionar el telescopio para luego apuntarlo al cielo.

A lo largo del año te iré contando las actividades (especialmente en México), pero hoy te cuento los diversos arranques. El 15 y 16 de enero es la inauguración oficial en la sede de la UNESCO, en París. El programa se ve impresionante: serán dos días de conferencias sobre la astronomía del pasado, presente y futuro. Veo que irán dos astrónomas mexicanas y darán una charla: Julieta Fierro hablará sobre la astronomía maya, y Silvia Torres sobre las nebulosas planetarias. Todo en el programa se ve bueno, pero el concierto de clausura a cargo del Cuarteto Kronos es sin duda lo que más se me antoja.

Una vez inaugurado a nivel mundial, tu año tendrá tantas manifestaciones como países en el mundo y en México ya tenemos muchas cosas preparadas. Nuestra inauguración a nivel nacional es un proyecto conjunto con la Embajada Francesa, y se llama La noche de las estrellas. El 31 de enero, en más de 20 sitios arqueológicos distribuidos por todo el país habrá espectáculos de luz y sonido, conferencias y acceso a telescopios.

En la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM, donde trabajo, iniciamos desde el año pasado con una breve serie de teleconferencias. Este año continuaremos con estas conferencias y las haremos con mayor frecuencia. A partir del 15 de enero tendremos observaciones en la explanada del museo Universum: del Sol los jueves mediodía y nocturnas los viernes de 7 a 10pm. Habrá cursos sobre astronomía a lo largo de todo el año, así como actividades en Universum y en nuestra biblioteca. Puedes consultar la información sobre estas actividades en nuestra página .

Este año también se celebran otros dos aniversarios importantes para la ciencia. Una de las celebraciones es pequeña y también es astronómica: se cumplen 90 años desde la fundación de la IAU, y en el congreso internacional en Brasil se harán mesas de discusión acerca de su pasado y su futuro. Y por otra parte se celebrará al inglés Charles Darwin quien, con sus estudios sobre la naturaleza inició una revolución similar a aquella sobre el cosmos iniciada por Copérnico. 2009 marca los 200 años de su nacimiento y 150 de la publicación de su obra más importante, El origen de las especies. Aún no sé mucho acerca de las actividades en torno de esta celebración, pero conforme las conozca te las platicaré.