viernes, 23 de enero de 2009

Descubrir

Hoy me volvieron a preguntar si descubriste los satélites de Júpiter el 7 de enero de 1610 y una vez más respondí que no. Como siempre, la manera en que sucedió es mucho más interesante que el dato o la fecha. Gracias a los documentos que se conservan, podemos seguir paso a paso este proceso.

Quizás lo que confunde a la gente es que el 7 de enero anotaste en tu bitácora de observación que habías visto a Júpiter acompañado por tres estrellas y que los cuatro cuerpos celestes estaban curiosamente dispuestos en línea recta, así:


Que estuvieran alineados fue lo que te llamó la atención ese día. Tomaste nota de ello, y seguiste haciendo tus otras observaciones. La noche siguiente volviste a apuntar tu telescopio hacia Júpiter y encontraste algo diferente:


Ahora tu sorpresa fue que aparentemente el planeta se había movido muchísimo hacia el oriente cuando, según las tablas astronómicas, debiera estar yendo hacia occidente. ¿Fue con esto que quedaste enganchado? A partir de ese momento hiciste un registro diario y sistemático del planeta y pudiste comprobar que las estrellitas (que resultaron ser 4) siempre se quedaban junto a él (a veces de un lado, a veces del otro, pero nunca muy lejos).

La verdad no queda claro exactamente a qué hora de qué día estuviste seguro de que Júpiter tenía cuatro satélites que giraban alrededor suyo del mismo modo en que la Luna gira alrededor de nuestra Tierra. Este proceso debió ser difícil por al menos dos razones. Por un lado nadie antes había pensado (menos aún, visto) que algún otro planeta tuviera satélites, de modo que tu cerebro habrá tenido que pasar por un proceso de reacomodo, ¿no? Además tuviste que deducir que estabas viendo de canto al sistema con el planeta al centro y cuerpos girando alrededor. Suena como un momento emocionante, ¿así lo viviste?

Sobre el tema de qué exactamente es eso de descubrir aún no se ha dicho la última palabra. Si quieres conocer un ejemplo muy interesante puedes leer la obra de teatro Oxígeno* en la cual se mira desde muchos puntos de vista el descubrimiento de este elemento químico.

*Djerassi, Carl (2003), Oxígeno, Fondo de Cultura Económica, México.

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