domingo, 31 de mayo de 2009

Amateurs

No sé tú, pero yo soy especialmente feliz cuando hago algo nuevo. Ahora estoy escribiendo en inglés (cosa que hago poco) para una enciclopedia (algo que no había hecho nunca). El reto es bastante grande como para ser emocionante, pero no tanto como para resultar aplastante.

Me invitaron a escribir para la Encyclopedia of Science and Technology Communication que edita SAGE, una casa editorial que publica principalmente libros de texto y de consulta y revistas especializadas. La coordinadora del proyecto, Susanna Priest, sugirió que haga un artículo sobre la comunicación pública de la astronomía y aceptó mi sugerencia de escribir otro ¡sobre ti!

Porque la fecha límite de éste es antes, empecé trabajando en el artículo sobre astronomía. Aunque la enciclopedia no va a tener artículos sobre la comunicación de cada una de las ciencias, Susanna opina –y yo concuerdo- que el caso de la astronomía es distinto y amerita que se escriba sobre ella.

El universo es un tema sobre el cuál todos hemos pensado en algún momento, simplemente porque el cielo de noche es una parte de la naturaleza con la cual nos topamos hasta sin querer. Tan es así que ha aparecido en una gran variedad de expresiones artísticas y culturales, desde las creencias sobre el efecto que los cometas tienen en nuestras vidas hasta una pieza como la suite Los planetas de Gustav Holst.

Por su parte, la comunicación pública de la astronomía empezó con la astronomía misma, y a través del tiempo se ha hecho de todas las maneras posibles. Hoy podemos saber de este fascinante tema a través de la radio, la TV, Internet, revistas, libros, museos y conferencias. Pero además, y creo que esto es lo que la hace especial, también podemos mirar a través de un telescopio.

México no es distinto de otros países en que tiene muchas asociaciones de astrónomos aficionados o amateurs. Ahí se reúnen hombres y mujeres (y hasta niños) que comparten una pasión por la astronomía. Leen, discuten, observan, y hasta pueden participar en algunos proyectos relevantes de la astronomía profesional. Por ejemplo, con sus propios telescopios pueden detectar nuevos cometas o ayudar a medir cómo varía el brillo de algunas estrellas.

Resulta interesante hablar sobre la comunicación pública de la astronomía porque es un gran ejemplo de lo que es y ha sido la relación entre la ciencia y la sociedad. Mi reto es decir eso claramente ¡y en 3000 palabras!

viernes, 29 de mayo de 2009

Venecia

A partir de ayer es oficial:

¡VOY A VENECIA EN SEPTIEMBRE!

A pesar de estos tiempos tan difíciles, tengo recursos por mi proyecto de investigación. Y ayer me llegó la carta de aceptación para un gran congreso de historia de la astronomía. Así que: Vado in Italia!

El congreso Astronomy and its Instruments Before and After Galileo está como mandado a hacer para mí. De las nueve sesiones que lo componen, una está dedicada a ti, cinco a la historia de la astronomía y la conservación del patrimonio (edificios, instrumentos, archivos), y tres a la parte de la comunicación (enseñanza, divulgación, relación ciencia-sociedad). Además, por si hiciera falta, todo esto se llevará a cabo en una isla al sur de Venecia.

Yo voy a llevar una ponencia con mi investigación sobre la astronomía mexicana en el siglo XIX. Tengo muchas cosas nuevas que decir, pues estoy encontrando información interesantísima ahora que terminamos de ordenar la primera parte del Fondo Observatorio Astronómico Nacional (que está en el Archivo Histórico de la UNAM, AHUNAM).

Éste es un momento muy emocionante de mi investigación, pues tengo más preguntas que respuestas y todavía no sé bien por dónde se puede ir el asunto. Usando los informes y la correspondencia que se conservan, puedo hacer una descripción de las actividades en el Observatorio, y empiezo a entender los objetivos institucionales.

Para completar la información que tengo, pronto voy a visitar nuestro Achivo General de la Nación, pues ahí están los documentos del Ministerio de Fomento, al cual perteneció el Observatorio Astronómico Nacional hasta 1929. Además quiero ir a la Biblioteca de la Universidad Iberoamericana, que tiene una colección impresionante con los documentos de Porfirio Díaz, quien fuera presidente en el periodo que estoy estudiando.

La cereza en el pastel es que tengo unos días más para pasear por tu bella patria. He estado leyendo un poco, y siento que para ver Venecia bien necesitaría meses. Además, naturalmente que quiero ir a Padua, donde trabajaste por tanto tiempo. Conozco Florencia y Pisa, pero estoy segura que se van a ver muy distintas después de leer tanto sobre tu vida. Aunque no fue importante en tu vida, no quiero dejar de visitar Bologna, de la cual he oído tanto. Y con todo esto, ¡no sé si además me va a dar tiempo de ir a Roma!

Se antoja que hubiera una Guía de la Italia de Galileo. Si no la encuentro por ahí, quizás la puedo hacer en el viaje.

martes, 26 de mayo de 2009

Segundo intento

Ya de regreso a la normalidad después de la emergencia sanitaria, vamos retomando las actividades que cancelamos. La semana que viene serán las dos mesas redondas en el CEIICH. Acá te pongo la información:

El Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades Invita a las mesas redondas

Galileo y Darwin: 400 años de herejías

Miércoles 3 de junio de 2009 a las 11 horas

Charles Darwin y el problema del diseño
Ana Barahona, Fac. Ciencias, UNAM

El Affaire Galileo ¿Razón de la Iglesia? ¿Debate científico? ¿...?
Rafael Martínez, Fac. Ciencias, UNAM

Lo que Galileo dijo de la Luz
Maruja Armijo, UACM

De Copérnico a Darwin pasando por Galileo
Adolfo Olea, UAM Xochimilco


Modera: Julio Muñoz


*****

Jueves 4 de junio a las 11 horas

Algunas luces sobre Galileo en la Nueva España
Ma. de la Paz Ramos, CEIICH, UNAM

Darwin y la necesidad del ateismo radical
Julio Muñoz, CEIICH, UNAM

Galileo: explorador del cielo, revolucionador de la ciencia
Rolando García, CEIICH, UNAM

¿Para quién escribió Galileo?
Susana Biro, DGDC, UNAM


Modera: Gisela Mateos Informes mgcg@unam.mx

viernes, 15 de mayo de 2009

Hombres ilustres

No sé cómo se enseñaba historia en tus tiempos pero ahora, cuando se enseña, tienden a destacar los momentos críticos o los hombres ilustres, y no los procesos con sus contextos, causas y consecuencias. La ciencia no se escapa de esto, y nos machacan nombres, fechas y hechos aislados sobre los científicos y sus logros.

Aunque seguramente no los escribió con este propósito, me parece que los poemas de Hans Magnus Enzensberger* son una gran manera de conocer algo sobre los científicos en el pasado.

Hagamos la prueba: te pongo un poema sobre un astrónomo que no conoces, pues vivió después que tú, y me dices si te parece un buen primer acercamiento al tema.


Charles Messier
1770 – 1817


M. Una letra M en las cartas estelar: M 42
en Orión; M 57 la niebla anular de Lira; las Pléyades,
M 45; el Astro Nuevo de los chinos, la supernova M 1:
nubes de gas incandescente, bombas cósmicas, radiaciones.
¡Al-Sûfi, halcón celeste! ¡Swedenborg, soñador galáctico!

Y él en cambio, tan sumiso, pulcro y anodino.
Muerto de hambre. A París con veintiún años,
su bonita caligrafía y nada más que reseñar.
Quinientos francos al año, cama y comida.
Copia para Desliles los planos de Pekín

y sus bocetos de la Gran Muralla China.
Un ignorante. Dieciocho meses busca en vano
su primer cometa: error en los cálculos de Halley
(perturbaciones por la masa de Júpiter).
Y el Rey le apodó más tarde el hurón de los cometas.

Una vez su mujer le ocupó la noche entera:
agonizaba. Y derramó lágrimas amargas
por el cometa abandonado. En Londres, entonces,
construía el viejo Herschel enormes refractores,
y él, sin teoría, velaba con un candil. Un ignorante.

Con buena vista y reloj casero. Un pequeño cuadrante
y un mísero telescopio (siete pulgadas). Ni más, ni menos.
No dormía. Sólo buscaba. Eclipses, manchas solares.
En una noche de otorño, hace dos siglos ya,
divisó en Tauro un fulgor cercano a Zeta.

Un cometa que no lo era, pues no se movía.
Le irritaba el hecho, una galaxia. Miraba,
anotaba y no entendía. Vocal de la Royal Society,
académico de Petersburgo, Berlín, Estocolmo, y por último
París. Un contable, un copista. ¡Y qué ciego era!

Desfiles y procesiones bajo su ventan, cortejos
nupciales y entierros. Por la rue Saint Jacques
la Historia vociferaba. Chillaban rameras, sonaban tiros,
los discursos se inflamaban y se extinguían: amor, valor, terror.
Ciego y sordo. Su pluma raspeaba. El aceite escaseaba.

No lloró al rey decapitado, ni a los taberneros,
lavanderas, raterillos, sablistas y banqueros
tronchados por la cuchilla fría. Los astrónomos
huyeron. Sólo a uno encontró: Bochard de Saron,
amigo de Laplace. Olía a orines la Conciergerie.

Aún le calculó, con el pie ya en el cadalso,
la órbita a un cometa. Regresó inadvertido
sin sueldo, sin sueño, con gota, al Hotel de Cluny.
Oscura la ciudad. Miedo, hambre, usura, inflación.
Silencio quince minutos, y vuelve a rasguear la pluma.

Catalogue de nébuleuses et des amas d’etoiles
Que l’on découvre parmi les étoiles fixes
. Pesado,
Tenaz, suave e incomprensivo como un niño.
Solo una letra nos lo recuerda. M fue
Un ignorante. A dos millones de años luz

una galaxia transita más lenta que nosotros.
M 31. La puedo ver a simple vista, si me deja
la sucia niebla, si me deja el esplendor
de Maniatan y la Historia, diminuta, al Norte,
en la Andrómeda, entre Mirach, Sirah y Chedir.

*Enzensberger, Hans Magnus (2002), Los elíxires de la ciencia. Miradas de soslayo en poesía y prosa, Anagrama, Barcelona.

viernes, 8 de mayo de 2009

Problemas geométricos

Aprovechando la conjunción de contingencia y calor, se me ocurrió echar a lavar las fundas de los cojines de la sala. Aunque la señora que hace la limpieza me asegura que la lona no encoge, ni con fuerza ni con argumentos logro que los cojines vuelvan a entrar en sus fundas. Seguro que tú, que mediste la altura de las montañas en la Luna y demostraste que las manchas están pegadas al Sol usando geometría, podrías resolver este problema.

Para descansar un rato, te pongo dos pequeños poemas geométricos* que me gustaron.


Líneas paralelas

No tocarse nunca
les duele lo mismo
que no poderse separar.



Punto geométrico

Nadie ha visto al punto.
Si está en la página, deviene superficie.
Un punzón candente hiere la materia
para marcar su huella, y sólo deja un hoyo.

¿Dónde inicia el mundo, entonces?
¿Dónde acaba?


*Villoro, Carmen (2001), En un lugar geométrico, Ediciones sin nombre, México.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Plaza Galileo

¿Te conté que mi amiga Laura fue a Italia? A pesar de que me muero de envidia, le sigo hablando y me contó que estuvo en Florencia, Ravena y Bolonia. Hoy me escribe, me manda unas fotos y dice:

"En las ciudades italianas, cuatro metros cuadrados de espacio que no es banqueta ni es arroyo son una 'piazza'. En Bolonia, la ciudad de los pórticos (banquetas techadas), el ragú (lo que se le pone al espagueti que nosotros llamamos 'a la boloñesa') y sede de la primera universidad del mundo occidental, hay una pequeña piazza dedicada a Galileo."


"Y entre las actividades organizadas en torno al año de la astronomía no podían faltar los telescopios: aquí te mando la foto de unos que apuntan al Sol desde la Piazza Maggiore."