miércoles, 27 de enero de 2010

Eau d'astronomie

Estoy intentando meter un año de trabajo en 12 páginas y no está nada fácil. El 15 de febrero debo entregar el texto de la ponencia que di en el congreso de octubre. En no más de 28,800 caracteres (contando los espacios) debo decir de una manera coherente (e interesante, ¡espero!) todo lo que sé de la fundación y las primeras dos décadas del Observatorio Astronómico Nacional de México.

De entre la variedad de libros que describen el contexto de la astronomía hacia finales del siglo XIX, escogí el de Agnes M. Clerke* porque ella vivió en esa época y conoció muy bien lo que estaba sucediendo. De haber nacido un poco después, Clerke hubiera sido astrónoma, pero entonces -aún en Inglaterra- esto no era posible. Así que se volvió una divulgadora bastante especial, pues conoció bien a muchos astronomos y varios observatorios (tuvo la oportunidad de trabajar en algunos). Publicó muchos libros, y éste que te cuento fue el más exitoso.

La autora no es absolutamente objetiva, pero ¿quién sí lo es? En este libro hace especial énfasis en la importancia de los astrónomos amateurs, y en las aportaciones del Reino Unido a esta disciplina. De cualquier modo, gracias a ella tenemos la voz de un testigo, que presenció las interesantes discusiones que se dieron hacia el final del siglo XIX. Además, me gusta mucho la forma en que escribe. Por ejemplo, ¿te acuerdas que te conté sobre los espectros? Bueno, pues ve nomás cómo los explica ella:

The various rays which, entering the eye together in a confused croud, produce a compound impression made up of indistinguishable elements, are, by the mere passage through a triangular piece of glass, separated one from another, and ranged side by side in orderly succession, so that it becomes possible to tell at a glance what kinds of light are present, and what absent.

El libro me ha servido especialmente para entender el complejo entorno, tanto científico como social, en el cual se dieron las observaciones de los tránsitos de Venus de 1874 y 1882. Es notable que, sin astrónomos ni observatorios, hubo algunos mexicanos que entendieron lo que estaba pasando y supieron insertarse en este importante proyecto internacional.

Bueno, regreso a mi tarea de compactar información. ¡Si sólo pudiera hacer un perfume pequeñito que evocara todo lo que hay que contar!

* Clerke, Agnes M. (1902), A Popular History of Astronomy in the Nineteenth Century, Sattre Press, Decorah 2003.

martes, 19 de enero de 2010

Galileo en el teatro

Caminando por Universum hoy, me encontré este cartel:


y te lo pongo porque me imagino que te dará gusto saber que seguimos celebrándote.

Esta obra se dio el año pasado, pero no tuve oportunidad de verla. Ahora seguro que iré, y ya te contaré qué tal está.

miércoles, 13 de enero de 2010

Sentido contrario

Hace tanto frío, que esta mañana tuve que hacer una expedición de emergencia para buscar ropa térmica. Como hay obras por toda la ciudad para una nueva línea del Metro, cerraron una calle y cambiaron el sentido de otra, para sustituirla. Así que me tocó recorrer la calle de Parroquia en el sentido opuesto de aquel en que la había recorrido desde que tengo memoria (lo cual no es tantísimo tiempo, debo confesar, pues tengo una memoria de chorlito).

Fue una gran experiencia; sentía que estaba en un lugar completamente nuevo. Para empezar, iba viendo el otro lado de todo. Por ejemplo, hay una iglesia que siempre vi sólo de un costado, y ahora pude ver el frente. Además, fui descubriendo edificios y negocios en los que nunca había reparado.

Me gustó mucho esto de mirar algo muy conocido desde un ángulo diferente. ¡Ojalá pudiera hacer lo mismo con otras cosas! ¿Será que si me paro de cabeza mientras trabajo en el artículo que estoy preparando sobre la historia del Observatorio encuentre cosas que hasta ahora no había visto?

viernes, 8 de enero de 2010

De regreso

Tras tres deliciosas semanas de vacaciones (y cinco días de ajuste a la dura [¡y fría!] realidad), héme aquí de vuelta escribiendo.

Me temo que no tengo muchas cosas astronómicas que contarte. Me desconecté por completo del trabajo y dediqué mi tiempo a ver a amigos que no había visto, a iniciar una enredadera en mi terraza y a leer montones (ya te contaré más). Además me fui de viaje por cinco días a la Ciudad de México y disfruté mucho de caminar por el centro, ver museos y comer bien.

Generalmente cuando tengo más tiempo aprovecho para cocinar cosas nuevas y complicadas, pero esta vez no estaba de humor. Lo único que hice fue un lomo de cerdo relleno de espinacas, que resultó muy apropiado, pues recibí este año de centenario y bicentenario de la manera más patriótica: verde (espinacas), blanco (lomo) y rojo (salsa). Además, me quedó rico.

Aunque para muchos el Año Galileo terminó con 2009, para mí continúa. Este semestre daré un curso en la Facultad de Ciencias de la UNAM sobre las variadas maneras en que se ha contado la historia de tu vida y tu obra. Quiero hablar de los hechos, claro, pero también mostrar los diversos acercamientos que se han dado a la hora de contarlos. Te pongo el programa para que te vayas imaginando por dónde va el asunto, y ya te iré contando tanto lo que yo presente como las reacciones de los estudiantes.

Galileo en la historia

Introducción

La historia de la ciencia
La Revolución Científica

Los hechos

Vida
Obra (astronomía)
Obra (física)

Los enfoques

Los instrumentos
La acción de ver
Los experimentos
Las redes de científicos
Ciencia e iglesia
Ciencia en sociedad

Galileo en la cultura

En el arte
En la divulgación