Mientras sigue explicando cómo debió ser la vida de los primeros renacentistas (a inicios del siglo quince) el libro termina con:
Pero me quedo en el umbral de esta nueva forma de vida reformista y humanista que va a triunfar en la segunda mitad del siglo. No ha habido tiempo.
Primero me ataqué de la risa; luego contemplé la idea de llorar; y finalmente me acordé de "Ítaca", ese poema de Constantino Cavafis que tanto me gusta, que resalta la importancia del camino mismo sobre la del destino final. Termina diciendo:
Ítaca te ha dado un deslumbrante viaje:
sin ella, el camino no hubieras emprendido.
Más ninguna otra cosa puede darte.
Aunque pobre la encuentres,
no hubo engaño.
Sabio como te has vuelto
con tantas experiencias,
comprenderás al fin,
qué significan las Ítacas.
Y, en efecto, de no ser por el título, no habría leído el libro. Me llevo, como dice Cavafis:
coral y nácar, ámbar y ébano,
y mil obsedentes perfumes.
aunque éstos son para mi imaginación. Disfruté la lectura misma; repasé la historia de la humanidad hasta 1400 desde un nuevo punto de vista; me quedo con sus útiles definiciones de entorno, generación y crisis; y conocí a un filósofo español interesante que seguramente volveré a leer.
Más adelante te platico una cosa más que me deja esta lectura.
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