jueves, 25 de diciembre de 2008

Inquisición – 1 Galileo – 0

Acabo de terminar el libro que me regaló mi amiga Laura: Galileo, ciencia y religión*. Esta obra del historiador y filósofo español Antonio Beltrán Marí es una recopilación de siete ensayos (dirigidos a otros historiadores) que escribió en la década entre 1990 y 2000. Como su nombre lo indica, aborda dos temas principales: tus estudios sobre la naturaleza, y tus enredos con la Iglesia.

El ensayo que más me gustó se llama “El problema del precepto del 26 de febrero de 1616 a Galileo”. Se trata de un acercamiento muy detallado a un suceso poco comprendido de tu vida: el momento en que el papa Paulo V (a través del cardenal Bellarmino) te hizo una recomendación verbal (que entonces se llamaba admonición) para que no siguieras defendiendo la teoría heliocéntrica de Copernico.

Las órdenes del papa eran que se te hiciera una admonición y, sólo si te resistías, se te leyera ante notario un precepto prohibiendo que escribieras o enseñaras sobre el tema. Por lo visto accediste de inmediato a la recomendación, y sin embargo se te leyó el precepto. Pero este documento, que normalmente lleva las firmas del cardenal y el notario, no las tiene.

Lo que me pareció más interesante del ensayo es su análisis historiográfico, es decir su reflexión acerca de las diversas maneras de escribir historia. Beltrán revisa los documentos existentes para hacernos ver que es muy difícil saber exactamente qué fue lo que pasó ese día. A continuación nos muestra las interpretaciones o reconstrucciones que han hecho algunos historiadores de la ciencia y destaca cuán diferentes son. Tras haber dejado claro que no existe LA respuesta a este enigma, el autor plantea su propia interpretación. ¡Se lee casi como una novela de detectives!

Mientras que tu admonición fue algo personal y discreto, las mismas acusaciones dirigidas entonces a ti llevaron al Santo Oficio a sesionar y publicar lo siguiente:

Proposiciones a censurar

Primera: El Sol es el centro del mundo y completamente inmóvil de movimiento local.
Censura: todos dijeron que esta proposición es estúpida y absurda en filosofía; y formalmente herética puesto que contradice expresamente el sentido de muchos textos de las Sagradas Escrituras, tanto en cuanto al sentido literal de las palabras, como al a interpretación común y al sentir de los Santos Padres y de los doctores de
teología.

Segunda: la Tierra no es el centro del mundo ni está inmóvil, sino que se mueve como un todo y también con movimiento diurno.
Censura: Todos dijeron que esta proposición recibe la misma censura en filosofía y que, en lo concerniente a la verdad teológica, es al menos errónea en la fe.


Además añadieron el libro de Copérnico, Sobre la revolución de los orbes celestes, al Índice de los libros prohibidos. Aunque Beltrán no lo menciona, yo me quedo pensando en el hecho de que pasaron cerca de setenta años entre su publicación y su prohibición. Y es que al inicio sólo lo conocían unos cuantos astrónomos y, aunque la mayoría estaban de acuerdo con sus ideas, ninguno de ellos defendía el sistema heliocéntrico ante un público amplio. Así que, de cierto modo, es gracias a tus escritos y pláticas a favor de Copérnico que prohibieron su libro.


*Beltrán Marí, A. (2001), Galileo, ciencia y religión, Paidós, Barcelona.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola,

Me gustaría profundizar en el tema del juicio a Galileo, que como bien dices en otra entrada, es conocido de manera superficial.¿Podrías contarnos más al respecto? ¿Síiiiii? :-)

Otra duda que tengo es, ¿quién inventó realmente el telescopio? Hace poco leí (por desgracia no recuerdo dónde) que tal vez sea un invento catalán que casualmente llegó a los holandeses, quienes aprovecharon muy bien las circunstancias... (No sé si hables del asunto en otra parte del blog, apenas comencé a leer)

Saludos,

Flor

Susana Biro dijo...

Hola Flor,

Parece que el telescopio se inventó en varios lugares al mismo tiempo. Eso sucede con frecuencia, cuando las condiciones están dadas, varias personas dan con la misma idea.

Seguro que hablaré más de esto y del juicio.

saludos,

s.