Admirables maravillas
Galileo y el telescopio
La primera parte, que es la que más me gusta, es una frase de la presentación de tu libro que me parece más emocionante, Sidereus Nuncius*. Ahí empiezas diciendo:
Se muestran GRANDES Y MUY ADMIRABLES maravillas
y se invita a contemplarlas a todos.
Le puse el subtítulo para ubicar a los posibles lectores sobre el tipo de maravillas a tratar.
El editor, Heriberto Sánchez, propuso que el libro se llame simplemente Galileo y el telescopio. Este título, a pesar de ser claro e informativo, es bastante plano y sin chiste. Además, afortunadamente ya hay un libro que se llama así, de modo que ni siquiera hubo mucho que discutir. Insistí un poco (dentro del límite de lo cortés, claro) en que se quedara como lo había puesto inicialmente, y al final Heriberto me convenció de cambiarlo. Dijo algo muy cierto: que en los libros sobre ciencia utilizamos demasiado los términos como “increíble”, “maravilloso” o “divertido” y, como el contenido no siempre resulta serlo, hemos ido perdiendo credibilidad.
Platicamos un rato para tratar de buscar una alternativa. Le conté cómo en tu época había tantas novedades (desde continentes hasta ingredientes para la cocina) que no es una exageración decir que todos andaban permanentemente azorados. Repasé un poco lo que digo en el libro para tratar de extraer algunas palabras clave. Hablé de cómo entonces ya muchos estaban cuestionando los modelos tradicionales del universo; y cómo tú tuviste la suerte de dar con un instrumento que te permitió ver cosas nunca antes vistas y que ayudaron a la transformación de nuestra manera de entender el mundo. Resalté lo importante que fue tu manera de mirar las cosas y así llegamos a un posible título:
La mirada de Galileo
Todavía tengo un mes para darles el título definitivo, así que lo seguiré pensando. Además, da tiempo de que opines.
* Galileo - Kepler (2007), La gaceta sideral – Conversación con el mensajero sideral, Alianza, Madrid.
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