En este momento estoy asesorando dos trabajos de tesis de licenciatura. Ambos estudian una parte de la historia de la divulgación de la ciencia en México y ahí terminan sus semejanzas.
Javier es estudiante de la carrera de historia. Está a punto de terminar un trabajo muy bonito sobre la astronomía que apareció en la prensa nacional entre los años de 1920 y 1930. Sus fuentes de información fueron algunos documentos del Fondo Observatorio Astronómico Nacional y los periódicos Excelsior y Universal.
Ezequiel es estudiante de la carrera de física. Va más o menos por la mitad de un estudio sobre la manera en que se divulgaron los temas de física en la revista Naturaleza que dirigió Luis Estrada en los 70’s y 80’s. Su información viene de la revista misma y en breve la completará con algunas entrevistas.
Con ambos he platicado sobre el modo en que la ideología está integrada en el quehacer de la ciencia, igual que en cualquier otra tarea humana. Dadas sus formaciones tan diferentes, sus reacciones ante este tema son diametralmente opuestas y por lo mismo muy interesantes.
Como estudió en la Facultad de Ciencias, Ezequiel conoce bien tus aportaciones a la ciencia y la relevancia que éstas tienen. En cambio, antes de empezar su tesis no había reflexionado acerca del hecho de que este conocimiento es producido por personas de cierta época, que forman parte de grupos con intereses, insertados en una sociedad.
Viniendo de la Facultad de Filosofía y Letras, Javier no tiene ningún problema con aceptar todo lo anterior. Lo que es más novedoso para él es que, además de estar hecha por individuos y grupos con ideologías e intereses, la ciencia produce conocimiento acerca de la naturaleza que es objetivo y verificable.
En ambos casos me ha servido mucho platicarles acerca de ti. Les explico tu educación para que vean cómo tu exploración de la naturaleza era compatible con tu creencia en Dios. Describo la sociedad en que vivías y así entienden por qué promoviste tu trabajo dentro del esquema de la sociedad cortés. Pero además les cuento el modo sistemático en que realizaste tu experimentos y observaciones para que otros los pudieran entender y reproducir. Y repaso con ellos las formas en que comunicaste y debatiste tus resultados entre la comunidad de expertos de esa época.
Espero haberles mostrado que la ciencia es como cualquier otra tarea en tanto que está inserta en la sociedad; pero es distinta porque produce conocimiento objetivo y reproducible sobre la naturaleza.
El reloj de Newton : caos en el sistema solar
Hace 3 días
2 comentarios:
Hace no mucho adquirí un par de ejemplares del libro: El universo en un átomo, escrito por Tenzin Gyatzo, el XIV Dalai Lama. Uno de los ejemplares se lo regalé a mi mejor amigo Javier el cual estudia física en la Facultad de Ciencias de la UNAM, ciertamente no aborda mucho la Astronomía, pero es un excelente ejemplo de la amalgama entre la ciencia y el pensamiento filósofico y religioso.
A veces pienso que pasamos demasiado tiempo diseccionando el conocimiento y muy poco integrándolo y concuerdo con la frase que leí hace no mucho en un libro: "Sabiduría es integrar el conocimiento adquirido y aplicarlo". El conocimiento es valioso en si mismo, sin embargo, al integrarlo obtenemos perspectivas muy interesantes. Saludos.
Hola
Escuché sobre este blog en la radio y me pareció genial la idea de escribirle a un pensador tan brillante.
En este escrito, como estudiante de historia, estoy de acuerdo contigo sobre como el ser humano es condicionado por su tiempo y espacio, de ahi la manera es que el historiador, a través de las huellas, puede percibir el sentimiento de una época, la de sus hombres y Galileo no es la excepción.
Por otro lado es un gusto saber que estudiantes de diversas carreras pueden relacionarse con otras disciplinas que no necesariamente "van de la mano" y abre el camino a una mayor comprensión de nuestra realidad.
Felicidades por el blog!
Saludos!
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