lunes, 9 de febrero de 2009

Los hijos de Galileo

Hace diez años se publicó un libro de divulgación sobre tu vida que tuvo mucho éxito. Se llama La hija de Galileo* y se centra en las cartas de tu hija Sor María Celeste que aún se conservan (¡tus respuestas se perdieron!). Está muy bien escrito y resulta entrañable saber lo que te gustaba comer o cómo disfrutabas cuidar de tu jardín. Pero a tus otros dos hijos Sobel les dedica cuando mucho un par de líneas.

Puesto que la primera carta que se conserva es de 1623, Sobel pasa rápido por todo lo anterior de tu vida. Ahí menciona a tu amante, Marina Gamba, y el hecho de que tuviste tres hijos ilegítimos con ella. Cuenta que las dos niñas entraron juntas al convento cuando eran muy pequeñas, y no volvieron a salir.

La parte principal del libro se dedica a ver con detalle los últimos once años de la vida de Celeste, para terminar con los seis que la sobreviviste. La imagen resultante es de que tenías una relación muy cercana con la mayor de tus tres hijos, pero yo no puedo evitar preguntarme si siempre fue así y cómo eran los otros dos.

En busca de respuestas regreso a una de las biografías que te había comentado, The private life of Galileo. Parece que Sobel sacó de aquí su idea para La hija..., pues todo este libro está basado en cartas, y no sólo las de Celeste. Encuentro que, en efecto, hay poca información sobre Sor Arcángela y Vincenzio.

De Arcángela, un par de años menor que Celeste, sabemos principalmente a través de las cartas de su hermana. A veces manda saludos y otras, pide cosas. Pero más que nada se ve que era delicada y enfermiza, cosa frecuente en el convento.

Sobre el más pequeño, Vinzencio, sabemos sólo por las cartas de otros. Por ejemplo, vivió en casa de Castelli mientras estudiaba en la Universidad de Pisa. Al parecer no era el mejor de los inquilinos, pues las cartas de Castelli están llenas de quejas. De lo que alcanzo a ver, era como tu hermano, nunca le agarró el gusto a trabajar y siempre fue una fuente de preocupación para ti.

Lo que sigue, por supuesto, es buscar entre las cartas contenidas en Opere di Galileo. Ya te contaré lo que encuentre ahí.


*Sobel, D. (1999), La hija de Galileo, Debate, Madrid.

2 comentarios:

Elisa T Hernández dijo...

Ooorale! hasta parece vida de telenovela. Qué interesante!
Oye, Susana y si sus hijas estan tan cerca de una vida religiosa...¿cómo sobre llevaron los problemas que su papá tuvo con la iglesia?
¿Ellas tuvieron problemas?
¿Ya se habian muerto?
¿Ellas no tenían conflictos de autoridad, (quén tendrá razón, mi papá o lo que me enseñan?)?
¿Era normal que él tuviera hijas que se dedicaran a la religión haciendo él lo que hacia?
Saludos

Susana Biro dijo...

Hola Tulia,

En efecto, es un tema fascinante y desafortunadamente sabemos muy poco del asunto. No creo que la hayan pasado mal, pero parece que las cartas de Galileo que tenía Celeste en el convento fueron quemadas cuando murió ella, para evitar problemas.

saludos,

s.