Hace tanto frío, que esta mañana tuve que hacer una expedición de emergencia para buscar ropa térmica. Como hay obras por toda la ciudad para una nueva línea del Metro, cerraron una calle y cambiaron el sentido de otra, para sustituirla. Así que me tocó recorrer la calle de Parroquia en el sentido opuesto de aquel en que la había recorrido desde que tengo memoria (lo cual no es tantísimo tiempo, debo confesar, pues tengo una memoria de chorlito).
Fue una gran experiencia; sentía que estaba en un lugar completamente nuevo. Para empezar, iba viendo el otro lado de todo. Por ejemplo, hay una iglesia que siempre vi sólo de un costado, y ahora pude ver el frente. Además, fui descubriendo edificios y negocios en los que nunca había reparado.
Me gustó mucho esto de mirar algo muy conocido desde un ángulo diferente. ¡Ojalá pudiera hacer lo mismo con otras cosas! ¿Será que si me paro de cabeza mientras trabajo en el artículo que estoy preparando sobre la historia del Observatorio encuentre cosas que hasta ahora no había visto?
Adler’s physiology of the eye
Hace 4 días
1 comentario:
hola...anda leyendo tu blog ....tengo varias preguntas
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