De entre la variedad de libros que describen el contexto de la astronomía hacia finales del siglo XIX, escogí el de Agnes M. Clerke* porque ella vivió en esa época y conoció muy bien lo que estaba sucediendo. De haber nacido un poco después, Clerke hubiera sido astrónoma, pero entonces -aún en Inglaterra- esto no era posible. Así que se volvió una divulgadora bastante especial, pues conoció bien a muchos astronomos y varios observatorios (tuvo la oportunidad de trabajar en algunos). Publicó muchos libros, y éste que te cuento fue el más exitoso.
La autora no es absolutamente objetiva, pero ¿quién sí lo es? En este libro hace especial énfasis en la importancia de los astrónomos amateurs, y en las aportaciones del Reino Unido a esta disciplina. De cualquier modo, gracias a ella tenemos la voz de un testigo, que presenció las interesantes discusiones que se dieron hacia el final del siglo XIX. Además, me gusta mucho la forma en que escribe. Por ejemplo, ¿te acuerdas que te conté sobre los espectros? Bueno, pues ve nomás cómo los explica ella:
The various rays which, entering the eye together in a confused croud, produce a compound impression made up of indistinguishable elements, are, by the mere passage through a triangular piece of glass, separated one from another, and ranged side by side in orderly succession, so that it becomes possible to tell at a glance what kinds of light are present, and what absent.
El libro me ha servido especialmente para entender el complejo entorno, tanto científico como social, en el cual se dieron las observaciones de los tránsitos de Venus de 1874 y 1882. Es notable que, sin astrónomos ni observatorios, hubo algunos mexicanos que entendieron lo que estaba pasando y supieron insertarse en este importante proyecto internacional.
Bueno, regreso a mi tarea de compactar información. ¡Si sólo pudiera hacer un perfume pequeñito que evocara todo lo que hay que contar!
* Clerke, Agnes M. (1902), A Popular History of Astronomy in the Nineteenth Century, Sattre Press, Decorah 2003.