domingo, 12 de abril de 2009

Bestiario

¡Perdón! Otra vez me desaparecí....

Desde octubre que no tomaba vacaciones y aproveché la Semana Santa para desconectarme del mundo. Principalmente me dediqué a ver cómo crecen mis plantas (el suyo me parece un buen ritmo de vida), y en los ratos que sobraron paseé por la ciudad que se vació como si hubiera una plaga y comí con mis amigos.

No creas que me olvidé por completo de ti. Entre otras cosas, se me ocurrió que te gustaría saber de qué tipo de criaturas está poblado el universo en estos días, así que eso es lo que te voy a contar hoy.

Antes que nada hace falta comparar los ingredientes de tu universo y el nuestro. Para ustedes todo en la Tierra estaba formado por los cuatro elementos: tierra, agua, aire y fuego; y todos los cuerpos celestes estaban hechos de éter. La diferencia más importante ahora es que sabemos que existen los mismos ingredientes aquí y allá. Hasta el momento conocemos 118 elementos, y sabemos que los dos más abundantes son el Hidrógeno y el Helio.

Entonces había dos tipos de cuerpos celestes, las estrellas fijas y los planetas, y la diferencia era que las primeras estaban pegadas a la esfera que marcaba el final del universo y sólo se movían con ella, mientras que los planetas se desplazaban de maneras más libres. Como empezamos a saber con tus primeros descubrimientos a través del telescopio, hay muchísimas más estrellas, y no están fijas a ningún lado. Además, como el Sol, muchas de éstas tienen sus propios planetas (hoy conocemos más de 300).

Pero no sólo ha aumentado el número de criaturas de nuestro bestiario celeste, también su variedad. Las estrellas no son perfectas y permanentes como se creía. Se forman a partir de gas y polvo, viven mientras dura el combustible que llevan en su interior, y mueren de maneras distintas dependiendo de su tamaño. Las medianas, parecidas a nuestro Sol, expulsan preciosas burbujas de gas que llamamos nebulosas planetarias (como la que ves a continuación), y su centro se compacta en una estrellas enana blanca, que es como un carbón que simplemente se va enfriando.


Las más grandes mueren de manera más aparatosa: explotan violentamente en lo que llamamos supernovas, dejando nebulosas que reflejan esta violencia (como la que sigue), y un cuerpo muy denso en el centro, que puede ser un pulsar (que gira muy rápido y parece un faro) o un hoyo negro (tan denso que se traga todo lo que le quede cerca).


Como puedes ver de estos pocos ejemplos, el bestiario celeste a cambiado mucho en 400 años. Esto lo logramos, en parte, gracias a dos ideas tuyas: que las cosas en el cosmos cambian, y que los cuerpos celestes se parecen a la Tierra.

No hay comentarios: