La luz no envejeceCon eso de que te gustaba tanto el Orlando Furioso, me pregunto si tú también escribiste poemas.
Eterna, entre colores y ondas
Sin precipitar mis ácidos en tiranía
Repegadito
Al acecho del deleite
He sentido el hidrógeno explotar
He sentido la agonía de supernova
He sentido el orgasmo de Cleopatra
el trovar del trilobite, la derrota de la mente
las campanas, el deseo, el viento de la guerra
pero nunca he visto algo
todo se mueve en torno a mí
soy inmóvil
espero a los planetas que se lancen a las pistas
me pienso a mí misma
soy joven
y poema
*Jaime, Mario (2008), La luz no envejece, Samsara, México
No hay comentarios:
Publicar un comentario