lunes, 16 de marzo de 2009

Ver, interpretar, especular

A raíz de una serie de contrariedades intelectuales que no vale la pena recordar, el señor Palomar ha decidido que su principal actividad será mirar las cosas desde fuera. Un poco miope, distraído, introvertido, no cree pertenecer a ese tipo humano que suele ser calificado de observador. Y sin embargo, siempre le ha ocurrido que ciertas cosas –una pared de piedra, una conchilla, una hoja, una tetera- se le presentan como solicitándole una atención minuciosa y prolongada: se pone a observarlas casi sin darse cuenta y su mirada comienza a recorrer todos los detalles y no consigue desprenderse de ellos. El señor Palomar ha decidido que en adelante redoblará su atención; primero, no pasando por alto esos reclamos que le llegan de las cosas; segundo, atribuyendo a la operación de observar toda la importancia que merece.

Italo Calvino bautiza a un personaje Palomar, como el telescopio estadounidense con un monumental espejo de cinco metros que se inauguró en 1949. Acto seguido, lo suelta en su mundo cotidiano para que haga lo suyo. El resultado es un libro* muy ameno y perfecto para reflexionar acerca del complejo acto de observar.

Entre muchas otras cosas, Calvino formó parte de un movimiento literario llamado OuLiPo (taller de literatura potencial). Sus miembros proponían hacer obras dentro de ciertos límites auto-impuestos para estimular la creatividad. Mi ejemplo favorito es La vida, instrucciones de uso, de Georges Perec. En este caso el autor partió de un edificio de departamentos y lo pobló con personajes. Luego trazó líneas entre los departamentos, definiendo así las relaciones entre los personajes. Entonces escribió una novela.

Que Calvino fue parte del OuLiPo se puede ver en mayor o menor medida en muchas de sus obras. En Palomar es clarísimo: el libro contiene 27 (3 x 3 x 3) relatos breves que van del 1.1.1 hasta el 3.3.3. Antes de empezar, Calvino explica que la numeración no es meramente ordinal, sino que cada dígito tiene un significado; “El 1 corresponde generalmente a una experiencia visual”; “En el 2 están..., además de los datos visuales, el lenguaje, los significados, los símbolos”; “El 3 refiere experiencias más de tipo especulativo.”

Desde la comodidad de nuestro sillón preferido, podemos seguir al señor Palomar conforme aborda 27 objetos (desde olas hasta quesos) con diferentes dosis de observación, interpretación y especulación. No sé qué diría Calvino, pero según yo es un perfecto entrenamiento para pensar acerca del quehacer de un astrónomo, o de cualquier otro científico.

*Calvino, Italo (2001), Palomar, Siruela, Madrid.

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