Puesto que parece que finalmente se acabaron los fríos, este sábado planté dos hileras de cada tipo de semilla, usando sólo 1/10 del contenido de los sobres para ver cómo nos va. Bueno, pues esta tarde (jueves, sólo 5 días después) subí a regar las plantas que tengo en la azotea y encontré dos filas de plantitas, formadas como diminutos soldaditos verdes. Pueso que no les puse letrero a las macetas, no estoy segurísima, pero creo que se trata de las arúgulas. Cuando estén más grandes se deben de ver así:
Para entretenerme en lo que espero, he estado haciendo una revisión preliminar sobre el tema de mi siguiente artículo. Me invitaron de la Secretaría de Educación Pública para que escriba algo breve que aparecerá en el libro de texto de ciencias naturales de sexto de primaria. Quieren que les cuente acerca de algún proyecto actual de astronomía y esto me viene perfecto porque quiero hablar del proyecto en el que participa mi amigo Alan Watson.
Alan es de esos astrónomos que también hace la parte de la instrumentación. El año pasado lo escuché dar una plática acerca de un proyecto para robotizar dos de los telescopios que están en el Observatorio Astronómico Nacional, en San Pedro Mártir. Se trata de automatizar el funcionamiento de estos telescopios para que sirvan de vigías, atentos a los cambios en el cielo nocturno sin necesidad de que un astrónomo esté ahí todo el tiempo supervisando. Entre los cambios que esperan ver están las erupciones de rayos gamma, explosiones verdaderamente violentas que todavía no entendemos del todo. La semana que viene veré a Alan para entrevistarlo sobre los detalles y te cuento todo.