Dime la verdad, ¿todavía piensas que los mejores años de tu vida fueron los 18 que pasaste en Padua? No sé si lo recuerdes, pero eso fue lo que dijiste en una carta y desde entonces muchos han repetido tus palabras. Entre ellos están los investigadores del Archivio di Stato di Venezia que, orgullosos de haberte hospedado entonces, organizaron una exposición especial con sus documentos relacionados contigo.
La visita al Archivio fue la segunda salida del congreso y fue realmente impresionante. No sólo las instalaciones son una locura, sino que resguardan 70 kilómetros lineales de documentos (el archivo que estoy ordenando debe medir como 100 metros). Pero lo mejor de todo fue ver las trazas que dejaste en tu paso por esos rumbos.
La visita al Archivio fue la segunda salida del congreso y fue realmente impresionante. No sólo las instalaciones son una locura, sino que resguardan 70 kilómetros lineales de documentos (el archivo que estoy ordenando debe medir como 100 metros). Pero lo mejor de todo fue ver las trazas que dejaste en tu paso por esos rumbos.
Tienen muchos documentos que ya conoces, como tu primer nombramiento de profesor en la Universidad de Padua, o las numerosas promociones y peticiones de adelantos. Me resultaron simpáticos los más cotidianos, que siento que me acercaron al Galileo de carne y hueso. Se conservan, por ejemplo, tu petición para que se compre un pizarrón, y tu queja porque un profesor de anatomía decidió dar clases a la misma hora que tú, reduciendo el número de estudiantes de tu clase.
Hay muchos documentos con los cuales se puede reconstruir tu relación con las instituciones importantes de esa época. Destaca, claro, tu presentación del cannocchiale (anteojo) a la República de Venezia en 1609, y su aceptación con todos los beneficios que te ofrecieron. También se conservan constancias del registro de algunos instrumentos que diseñaste, como el compás geométrico militar. Sobre éste está también el registro de los problemas que tuviste cuando intentaron plagiarlo. Y no podía faltar la Iglesia, por supuesto. Guardan desde una denuncia de que no ibas mucho a misa, hasta los informes de tus encuentros con ese gran poder en 1616 y 1633.
Las fotos que te pongo son cortesía de un amigo que prefiere permanecer anónimo. En una puedes ver cómo apareces en un volumen de 1666 que contiene los elogios de hombres ilustres, y supongo que te dará gusto. En la otra ves un libro que reunió las obras completas de tu amigo Paolo Sarpi en el siglo XVIII.
La foto que puse hasta arriba es la que más me gusta. Se trata de un mapa de Venezia pintado por Cristoforo Sabbadino alrededor de 1557. ¿Lo viste alguna vez?
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