Por una carta de tu alumno, protegido y amigo Benedetto Castelli sabemos que –como muchos en tu época- buscaste la manera de medir la temperatura de las cosas. Específicamente, lo que dice Castelli es que hiciste un termoscopio, que era una botellita de vidrio con un cuello delgado y largo, que llenabas de aire caliente. Con este tipo de aparatos apenas se podía distinguir entre cosas más y menos calientes.
Ahora tenemos termómetros, y unidades de temperatura llamadas grados. Algunos están hechos con el mismo principio que exploraste tú: son recipientes alargados de vidrio llenos de mercurio y conforme éste se distiende con el calor, sube por una columna delgada donde están marcadas las unidades.
Acá te pongo uno hecho de puras letras:
*Blanco, Alberto (2003), El libro de las piedras, CONACULTA, México.
Ahora tenemos termómetros, y unidades de temperatura llamadas grados. Algunos están hechos con el mismo principio que exploraste tú: son recipientes alargados de vidrio llenos de mercurio y conforme éste se distiende con el calor, sube por una columna delgada donde están marcadas las unidades.
Acá te pongo uno hecho de puras letras:
El Mercurio*
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*Blanco, Alberto (2003), El libro de las piedras, CONACULTA, México.