El lunes supe que se observó una mancha en el Sol y me dio muchísimo gusto. Hace tiempo que no veíamos ninguna y me gustaría que el año que viene todos puedan ver manchas como las que tú observaste desde 1610.
En la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM estamos organizando diversas actividades para el 2009 como conferencias y, por supuesto, observaciones. Una de nuestras compañeras, Dalila Martínez, diseñó un telescopio solar sencillo con el cual el público que asista al museo también podrá observar al “astro rey”.
Te dará gusto saber que seguimos observando al Sol y hemos comprobado tu idea (entonces muy audaz) de que las manchas están en el Sol mismo, y no son planetas que giran muy cerca de él. A través de los cuatrocientos años que nos separan hemos visto que, tal y como tú lo dijiste, giran con él, y que con el tiempo cambian de forma, tamaño e intensidad. Con telescopios e instrumentos que son descendientes de los que tú hiciste, encontramos que el Sol es una enorme bola de gas caliente, y que sus manchas son evidencia de la actividad en su interior. Gracias a la acumulación de observaciones a través del tiempo, sabemos que esta actividad no es constante, sino que varía con el tiempo. Aproximadamente cada once años llega a su máximo (y entonces se ve el mayor número de manchas) y luego va disminuyendo hasta llegar a un punto (como ahora) en que no hay ninguna mancha sobre la superficie del Sol.
La imagen que te envío fue tomada con el SOHO, un telescopio que fue lanzado al espacio en diciembre de 1995 y desde entonces gira alrededor de la Tierra como si fuera otro satélite más. Desde ahí mira al Sol para tratar de responder preguntas importantes sobre la estructura y dinámica de su interior, así como la presencia de la corona y del viento solar.
Si quieres ponerte al día sobre este tema, te recomiendo que visites la página del SOHO y empieces por la sección llamada “Classroom”.
Adler’s physiology of the eye
Hace 4 días
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