viernes, 17 de junio de 2011

Una prueba de Rorschach

¿Recuerdas que te conté de mi artículo sobre los viajes a la luna que imaginamos entre 1610 y 1783? Bueno, pues el mismo material que viene en ese texto lo convertí en una plática que he compartido con varios públicos. Hace como un mes la di en el CRyA, en Morelia, y esta semana en el IA, acá en el D.F., y las reacciones fueron bien interesantes.

A diferencia de lo que he hecho con ótro tipo de públicos, en estas dos ocasiones les llevé un paquete que incluía una conferencia y un torito. Primero expuse el ambiente intelectual hacia finales del Renacimiento, periodo en que se habían descubierto tantos nuevos mundos, para explicar por qué surgieron entonces numerosos relatos de viajes fantásticos, algunos de los cuales llegaron hasta la luna. Luego mostré muchos ejemplos de los medios de locomoción propuestos para llegar hasta allá.

Al final, en ambas ocasiones, recalqué cómo en esa época había una rica retroalimentación entre literatos y científicos: los unos tomaban conceptos de los otros para incluir en sus fantasías; y los otros reflexionaban sistemáticamente acerca de las novedosas propuestas de los unos. Con esto sobre la mesa, les pregunté a estos dos grupos de astrónomos mexicanos de la actualidad si esta retroalimentación ocurre ahora, y con quiénes.


Bueno, pues en Morelia los investigadores hablaron de sus lecturas de ciencia ficción, y de cómo éstas habían estimulado su interés en la ciencia. Por su parte, los estudiantes nos contaron acerca de muchos espacios en la red (como foros y blogs) donde se reúnen personas de formaciones muy diversas para discutir ideas. Aunque no conozco esos espacios, me suena como que ahí es donde está sucediendo algo parecido a las tertulias de intelectuales variados de los siglos XVII y XVIII.

En el D.F., aunque había muchos estudiantes en el auditorio, sólo los investigadores respondieron a mi torito, y sus comentarios fueron muy diversos. Me parece que sólo uno de ellos entendió por dónde iba mi buscapiés, pues hizo notar que tenemos ramas de la astronomía como la astrobiología, y el uso de algoritmos genéticos para resolver problemas astronómicos.

Otro astrónomo más concluyó que mi torito era más bien como una mancha de Rorschach, a la cual cada quién responde dependiendo de lo que trae dentro. Esto me gustó mucho pues, aunque ese no era mi propósito inicial, en efecto este paquete charla-torito acabó funcionando como una prueba de Rorschach, pero no de los individuos, sino de los grupos. Entre las cosas que me parecen más interesantes, está la diferencia entre los jóvenes en los dos centros de investigación.

Me quedo con ganas de aplicarle esta "prueba" a más centros para ver cómo reaccionan.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Dra. Susana Biro, yo fui espectadora en su ponencia de los viajes a la Luna, me gustó bastante, y que decir del "torito" al final de la ponencia. Justamente en lo que mi mente ha estado pensando últimamente, pareciera que hubiera grandes islas llamadas “Astronomía”, “Literatura”, “Ingeniería”, etc, pareciera que no hay un puente que las una, como si fueran entidades aisladas, como si cada una fuera una nación en la que se hablara un idioma distinto, me parece que actualmente uno se enfrasca en cada una de estas islas y quizás por eso también se este perdiendo algo de creatividad, donde están aquellas locuras nacidas de la literatura que daban nacimiento a una idea genial?. Por que, y me ha pasado que muchas veces una idea no viene precisamente del área en la que nos solemos desenvolver, si no de un haz de luz que atraviesa nuestra mente cuando leemos un verso, de un articulo que nos dice cuan rápido viaja la sangre en nuestro cuerpo, de cuando uno ve una imagen de un nebulosa. Quizás lo que sucede es que no sabemos que tantas ideas e inspiraciones puede haber en la ciencia, en la literatura, en la ingeniería. Por que para un escritor, como podría inspirarse viendo una formula matemática o una grafica de una gaussiana?, para un ingeniero?, como podría obtener una respuesta de algún verso. No dudo de que quizás en algún lugar en el espacio aun los literatos y los científicos trabajen entre si, retroalimentándose con ideas, quizás…quizás…y justamente yo quiero que la ingeniería que aprendí sirva a la ciencia, crear un isla en la cual no haya fronteras entre ellas ni con las artes, crear un espacio donde las dos se retroalimenten y se ayuden mutuamente sin pensar en una pueda ser abstracta y otra muy surrealista.
Angie E.T.
Estudiante de doctorado del IPN.
angelina.et@gmail.com

Alejandro Tropea dijo...

Hola Susana, como sospecho que la noticia te puede interesar te informo que el Planetario Galileo Galilei de la Ciudad de Buenos Aires acaba de editar "Si muove", una nueva y excelente revista de divulgación. En estas páginas hay infornación sobre el lanzamiento hecho el miércoles 13 de julio y sobre las características de la revista:

http://www.noticiasdelcosmos.com/2011/07/nueva-revista-y-anuncios-en-el.html

http://universoalavista.blogspot.com/2011/07/si-muove-la-revista-que-no-cayo-del.html

ender dijo...

Susana:
Tienes que entrar a esta página:

http://www.stumbleupon.com/su/2SVjoj/dd.dynamicdiagrams.com/wp-content/uploads/2011/01/orrery_2006.swf

La vas a amar. Compara mediante animaciones los modelos del sistema solar de Tycho y Copérnico

Susana Biro dijo...

hola a todos,

estuve desconectada por las vacaciones.

angelina, me alegra que si hubo estudiantes en la charla que se quedaron pensando sobre el tema.

alejandro, felicidades por la revista! ojalá la pongan en línea.

ender, ¡wow! las animaciones están impresionantes. gracias!!

s.