El semestre pasado, porque estaba muy metida en una revisión del tema, ofrecí la materia optativa "Historia de la astronomía en México". Solamente aparecieron dos estudiantes y no se abrió el curso. Porque me gusta tanto dar clases pensé mucho acerca de lo que podría interesar a los estudiantes de la carrera de Física de la Facultad de Ciencias y diseñé una nueva materia.
Este semestre ofrecí "La ciencia ficción en la historia". Hice una combinación de lo que supongo que conocen y les gusta -la literatura de ciencia ficción- con lo que yo les quiero platicar -la historia de la relación entre ciencia y sociedad. El resultado es, a mi parecer, muy interesante. Sin embargo, una vez más no logré quórum, y no entiendo por qué.
Pasadas la frustración y la tristeza, veo ante mí un semestre con más tiempo y me pasa como cuando te encuentras en el bolsillo de un pantalón un billete que no sabías que tenías. Se me ocurren varias maneras de ocuparlo, pero voy a pensarlo con calma, pues tengo muchas cosas ya andando.
Ahora estoy muy metida leyendo La invención de lo cotidiano, un libro de Michel de Certeau que estudia las prácticas en la cultura popular. Esto me va a servir para dar forma a un artículo que estoy escribiendo sobre la comunicación epistolar que tuvo Joaquín Gallo con una diversidad de públicos en el tiempo en que fue director del Observatorio.
Además, la semana pasada empecé una serie de entrevistas que le voy a hacer a Arcadio Poveda para comenzar mi proyecto de historia oral en el Instituto de Astronomía. Esa primera sesión fue solamente de calentamiento, y todo puede pasar, pero siento que va a ser interesante y divertido en igual medida.
¡Ah! la imagen es la portada de un libro de Stanislav Lem que me encontré por ahí y que utilicé para el cartel de mi materia nonata. Te la pongo porque creo que la apreciarás.