Revisando las cartas de público que recibió Joaquín Gallo volví a dar con uno de mis ejemplos favoritos del encuentro entre ciencia y arte. Se trata de una carta que le envió el Dr. Atl a Gallo el 7 de septiembre 1940 donde dice:
"Mi sorpresa fue grande esta mañana al leer en la revista "Coronet" un artículo ... en el que se comentan las teorías y observaciones del profesor Harlow Shapley, de la Universidad de Harvard. Ellas corresponden fundamentalmente a todo lo que yo pensé en 1929 y publiqué en 1933."
Y pasa a recordarle a Gallo sobre su libro El hombre más allá del Universo donde, mucho antes que Shapley, Atl planteó la idea de espirales en la estructura del universo. Incluye fotos y explicaciones como ésta:
así como recortes de su libro. Afortunadamente el texto completo fue reeditado dentro del tomo 2 de sus Obras que publicó El Colegio Nacional en 2006. Esta brevísima novela, que es algo así como ciencia ficción, cuenta de un hombre que viaja dentro de un cristal cósmico hasta los confines del universo. Y, en efecto, entre sus sicodélicas descripciones, incluye las disputadas espirales.
Me gusta este ejemplo no sólo porque es mexicano, sino también porque vemos que entonces los artistas y los científicos se frecuentaban. Atl, que sabía un poco sobre ciencia y además estaba al tanto de las noticias, dejó volar su imaginación para enriquecer su creación. Y Gallo siempre estaba dispuesto para platicar sobre estos y otros temas.
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